¿La fórmula ROI puede medir el ROE o Retorno de la Emoción?

Hemos pasado de una época en la que solo importaba el producto a otra en la que importan las emociones, las sensaciones, las experiencias que generamos a nuestra audiencia y la relación que creamos con ella.

Por lo tanto, hemos cambiado la manera en la que nos comunicamos con nuestros clientes que, desde luego, consiste en mucho más que sumar seguidores o likes.

En Optimall reinventamos el concepto del retail y ayudamos a esas marcas que se han trasladado al reino de las emociones.

¿Eres una de ellas?

Si te importa generar engagement y que tu centro comercial se sostenga sobre unos pilares firmes y comprometidos con la sociedad, sabrás la importancia de usar el ROE: Return Of Emotions en tu gestión.

A menudo se confunden los términos, pero ROI y ROE no son lo mismo.

Vamos a descubrirlo.

 

¿Cómo se calcula el ROI?

 

El ROI es el porcentaje de retorno en ventas sobre la inversión realizada en un determinado periodo de tiempo.

La Fórmula matemática es: ingresos generados por la campaña (menos) los gastos de la campaña (dividido) por el costo de la campaña.

No parece muy complicada, sin embargo, hay otros factores que afectan al resultado del ROI.

En marketing es un concepto más abstracto y difícil de medir. Hay empresas que lo equiparan con los kpis o con otros datos menos vinculados a ventas.

Y si hablamos de inbound marketing damos otro giro de tuerca porque, cuando lanzamos un proyecto el ROI, también llamado ROA o retorno sobre los activos, no nos reportará unas métricas exactas.

¿Quiere eso decir que no debemos tenerlo en cuenta?

Al contrario y el hecho de que el ROE no sea medible con la máxima precisión, no le resta importancia.

De haber sido así los psicólogos Kahneman y Tversky, no se habrían atrevido a experimentar y estudiar las emociones que influyen en el comportamiento del consumidor.

Les costó encontrar variables medibles pero desarrollaron el neuromarketing.

 

El neuromarketing que ha sacudido el mercado

 

El concepto “inteligencia emocional” tiene un largo recorrido pero todavía despierta interés.

En neuromarketing se estudia el comportamiento del consumidor; los procesos mentales de las personas, los estímulos externos que el cerebro recoge e interioriza y que básicamente llegan a través de la percepción visual, la auditiva y el tacto.

Los científicos han probado que el comportamiento del consumidor tiene diferencias significativas del pensamiento puramente racional y eso ha provocado que las reglas del comercio hayan cambiado.

 

Las reglas de los centros comerciales han cambiado

 

La reinvención de los centros comerciales está aquí y ahora se trata de retroalimentar las emociones.

Los retailers necesitan gestionarse de manera eficiente y deben satisfacer al cliente aplicando herramientas tan potentes como optimall.

Las marcas han aprendido a conectar con las personas y han adquirido un mayor peso emocional.

Eso se traduce en una relación estable y confiable que genera un aumento en las ventas.

De ahí que demos el salto del ROI al ROE y encontremos la fórmula para medirlo.

chicas en Centro Comercial Optimall

 

El ROE se puede desarrollar.

 

La inteligencia emocional tiene habilidad para identificar las emociones, entenderlas y manejarlas.

El consumidor es curioso y para las marcas estimular sus sentidos es una oportunidad de crear una relación más estrecha.

Cada vez estamos más conectados con los clientes y como decía la escritora D.Parker: el aburrimiento se cura con curiosidad, pero la curiosidad no se cura con nada.

En un centro comercial podemos medir cómo se siente el usuario, cómo queremos que se sienta y qué estamos dispuestos a hacer para provocar esa emoción que conecta con nuestros valores.

Conocimiento y emoción caminan de la mano. Nuestro cerebro asocia ciertos recuerdos a ciertas emociones y siente rechazo ante técnicas de venta agresivas o invasivas.

Si no emocionas a tus suscriptores, no existes. Este es uno de los pilares del marketing emocional. Una marca que no sea auténtica no tendrá esencia y su futuro no será nada prometedor.

Como te decíamos al principio de este post; ya no se compran productos ni servicios. Se compran valores, se necesitan experiencias y los centros comerciales que logren crear ese lazo de empatía con sus clientes, serán los que alcancen el éxito.

 

¿Hablamos?